Aborto. Desde una perspectiva moral, antropológica y metafísica

Aborto
Desde una perspectiva Moral, antropológica y metafísica

Introducción
Cuando nuestros antepasados cayeron en la cuenta de que el embarazo guardaba relación con el coito vaginal, se inició la búsqueda de medios para evitarlo. La historia nos demuestra que hace muchos años, los chinos ya utilizaban medicinas abortivas. A lo largo de los siglos, los sistemas ideados por la humanidad para impedir la concepción han sido variados y a menudo sumamente pintorescos. 
La eficacia de estos métodos no eran los adecuados para la salud de la mujer que los tomara. Cuando era preciso deshacerse de los hijos, estos eran abandonados, entregados a los hospicios o simplemente los mataban y en ocasiones los sacrificaban a los dioses.
Por otra parte, la inexistencia de una contracepción inadecuada ha repercutido de forma muy importante en la conducta sexual de los seres humanos, creando toda una serie de tabúes y actitudes que suelen tener como factor común de una alta dosis de hipocresía.
La historia de la contracepción ha sido tormentosa y muy compleja. No hay duda, sin embrago, de que los factores que más la han condicionado han sido las exigencias demográficas, por un lado, y por otro, la progresiva incorporación de la mujer al mundo del trabajo, especialmente después de la segunda guerra mundial, así como la concienciación de su derecho a controlar la fecundidad.
El descubrimiento de los espermatozoides en el siglo XVII dio lugar a un auge en el uso de espermicidas, preservativos, esponjas y duchas vaginales, así como la creación de los primeros diafragmas destinados a ocluir la entrada del útero.
No obstante, el toque de alerta que determino un enfoque más riguroso de la contracepción ocurrió después, en plena revolución industrial, y fue debido al aumento en la tasa de natalidad y el hacinamiento que se produjo en las grandes ciudades, sin olvidar la disminución de las tasad de mortalidad tanto en relación con el embarazo y parto como de la infantil en particular.
Sin embargo, la lógica de las razones sociodemográficas o de la sexualidad como algo que tiene un sentido por si misma ha chocado desde el principio con los enjuiciamientos morales sustentados por la mayoría de las religiones que no han aceptado el sexo como fuente de placer y han condenado los métodos anticonceptivos que no fueran naturales.
El resultado de la falta de una contracepción adecuada conduce a menudo a una de las situaciones más conflictivas para la mujer: decidir entre tener un hijo no deseado o abortar. A pesar de que la interrupción voluntaria ha existido siempre, sigue siendo, aún hoy en día, un tema extremadamente polémico.
Las técnicas abortivas varían en función del tiempo de embarazo, siendo mucho más inocuas cuanto más corto es lo más aconsejable es provocar el parto a fin de que el feto sea expulsado por su vía natural. Aunque esto sigue siendo incorrecto. Para ello se utilizan soluciones salinas hipertónicas o también unas sustancias llamadas prostaglandinas, que inyectadas en el líquido amniótico que rodea el feto, provocan unas contracciones en el útero como las que ocurren en un parto normal.
Respecto a las repercusiones emocionales del aborto, se ha dicho a menudo que la mayoría de las mujeres quedan traumatizadas y que algunas, al tener que pasar por este trance, pueden quedar afectadas para el resto de su vida. Las investigaciones realizadas sobre este tema han demostrado claramente que las cosas no son así. Si la mujer no padece problemas psicológicos, lo más probable es que se sienta angustiada después del aborto, porque cuenta con todo su raciocinio y por lo tanto tendrá como un sentimiento de culpa.
El aborto es un problema en que la mujer está sometida como última solución para no desear al niño, ya que la mujer está mediatizada por una serie de factores como son las presiones sociales porque la mayoría está a favor del aborto, a veces es por la actitud del padre que desea mejor que aborte o en el caso de violación.
Embarazo (Cuestión biológica)
Un embarazo normal consta de nueve meses que van desde el momento de la fecundación hasta el parto. La fecundación tiene lugar cuando uno de los numerosos espermatozoides que rodean el óvulo penetra dentro de éste; la cabeza del espermatozoide es la que atraviesa la capa externa y avanza hasta el centro, mientras que la cola acaba desapareciendo. La unión del ovulo y el espermatozoide da lugar a una célula única llamada zigoto. “Ésta contiene 46 cromosomas y 23 procedentes del espermatozoide y 23 del ovulo” (Otero,1994, p.26)[1]. Después de la eyaculación, los espermatozoides viajan hacia el ovulo para poder ser fecundado.
El encuentro del ovulo con el espermatozoide tiene lugar en el tercio externo de la trompa y desde ahí inicia un nuevo trayecto que durará unos 4 o 5 días hasta llegar al útero.
Una vez en el útero, el ovulo fecundado se implanta en la capa más interna, llamada endometrio; en la que el ovulo pueda anidar en él y para proporcionarle la nutrición materna en un primer momento. Sin embargo, el órgano encargado de alimentar este nuevo ser durante todo el periodo de gestación será la placenta; empieza a formarse en esta época y va evolucionando y transformándose a lo largo de los nueve meses.
Pocos días después de la implantación empieza también a formarse el saco amniótico; este contiene un líquido transparente, parecido al agua y con un olor característico, que rodea completamente el embrión. A las pocas horas de la fecundación, el zigoto empieza a dividirse y multiplicarse, de manera que, cuando llega al endometrio, se ha convertido en un conglomerado de células, llamado blastocito; éste ya se halla diferenciado en aquellas partes que darán lugar más tarde a estructuras específicas del organismo del nuevo ser.
Se le da en nombre de embrión a partir de la tercera semana; cuando se cumplen 25 días presentando una longitud de 2,8 mm, ya puede verse una cabeza y un cuerpo en forma de coma. Al primer mes de gestación, la cabeza está muy desarrollada, representando el 50% del total, se aprecia ya un rudimento de lo que serán los ojos, las extremidades anteriores y un esbozo de las posteriores, así como un grueso cordón umbilical que une el embrión a la placenta.
Cuando el embrión lleva 6 semanas, mide unos 23 mm y tiene un desarrollo casi completo de todas las partes del cuerpo: cabeza, tronco y extremidades. A partir de las 9 semanas el embrión se conoce clínicamente con el nombre se feto, éste será inmaduro o inviable hasta la 27 semana, cuando pesa entre 500 y 1.000 gramos; prematuro o viable entre la 28 y la 39 con un peso entre 1.000 y 2.500 gramos; y maduro o a término a partir de la semana 38, cuando tiene un peso de 2.500 gramos en adelante.
Los cambios que experimenta el feto a lo largo del embarazo son asombrosos. En el primer trimestre sorprende que algo tan diminuto, pueda apreciarse ya la forma de un ser humano. En este proceso se va desarrollando el sistema nervioso, la medula espinal, los pulmones, las células óseas, nariz, ojos, orejas, dedos en las manos y pies con sus dedos.  Existe también un corazón que late con mucha fuerza. En el segundo trimestre las estructuras existentes se van perfeccionando, el desarrollo de los músculos permite que el feto realice los primeros movimientos, a través de dichos movimientos, la madre siente de una forma más real la presencia de un ser vivo dentro de ella.
Durante el tercer trimestre, acaban de formarse todos los órganos y sistemas del nuevo ser humano. En el último mes del embarazo, el feto que ha estado todo el tiempo con la cabeza arriba empieza a invertir su posición; poco a poco se da la vuelta hasta situar su cabeza debajo de todo, a punto ya de salir cuando llegue el momento del parto.
El parto constituye la terminación normal del embarazo mediante la expulsión del feto maduro a través de las vías naturales.
Visión antropológica y metafísica
Como hemos oído hablar sobre el aborto y las diferentes opiniones que demuestran lo contrario, a continuación, presento los buenos argumentos para estar en contra del aborto. Un verdadero pensador tendrá sus verdaderos fundamentos, pero el necio no tiene de dónde tomar.
El primer punto del debate se pregunta que si ya hay vida desde la concepción o no lo hay. Recordemos que los seres humanos estamos incorporados por las leyes físicas y naturales de toda la existencia creada por Dios, es decir que como sujetos estamos sometidos a estas leyes, si se me hace una herida en la piel me va sangrar o más bien el hombre por igual que los animales inicia con un desarrollo celular; hablando desde la fecundación; no nacemos ya con nuestra estura establecida; es por eso que están las etapas de la vida: etapa prenatal, la infancia, la niñez, la adolescencia, la juventud, la adultez y la ancianidad. Vivimos desde un proceso.
¿Qué es la vida? El criterio más usual para distinguir la vida es el movimiento, en particular, el movimiento espontaneo. Un gato vivo se mueve, el gato muerto no lo hace. Un sujeto puede estar sin movimiento tirado en la calle, y por eso no podemos concluir que está muerto, puede haberse desmayado o estar bebido. Entonces nos fijamos en otros movimientos menos visibles. ¿late su corazón? ¿respira? También aquí es el movimiento, aunque de un tipo especial, el que sirve de criterio para determinar la vida.
¿Qué hace a los seres vivientes tan diferentes de los no vivientes? ¿Qué les da poder de realizar operaciones autoperfectivas? La respuesta es: la vida. ¿pero cómo podemos explicar el misterio de la vida? ¿se trata de cierta forma de energía material? ¿o consiste en algo superior a la pura energía material? La primera hipótesis la defiende el mecanicismo, la segunda el vitalismo. Estas siendo doctrinas son tan extremas que solo vamos a replicar lo que es favorable para dicha tesis.
El mecanicismo[2] sostiene que la vida es una clase de energía material; de dónde se infiere que la vida puede ser explicada por las leyes de la física y de la química.
El vitalismo es una teoría sutil y difícil que presupone la comprensión del hilemorfismo. El principio vital es la forma sustancial del hilemorfismo. ¿el alma es el principio de vida? ¿Cuál es, en fin, la noción metafísica de la vida?
Se parte de la experiencia común, tomada como un hecho filosófico: el ser vivo se caracteriza por la espontaneidad de su movimiento. Pero se precisa después que la actividad esencial del ser vivo no es actuar sobre otra cosa, aunque a menudo lo haga, sino actuar sobre sí mismo. El movimiento de que se trata no es solo el cambio en el espacio. Hay que entender el termino en el sentido metafísico: un cambio cualquiera, el paso de la potencia al acto. Cuando explico sobre este movimiento vital, me refiero que este proceso lo podemos identificar con la vida desde la concepción. No quiero aludir con el mecanicismo que la persona es una máquina, sino que funcionamos y tenemos un proceso similar a lo de una máquina.
En lo personal pienso que una vida se inicia desde el momento de la concepción, ya que cuando una célula está en interacción con otra célula se considera vida, muchos dicen que antes de la séptima semana del embarazo se considera como un saco de células. Según estudios, las mujeres embarazadas aseguran sentir actividad dentro de ellas, aunque no tengan el desarrollo necesario para poder moverse como en una etapa más desarrollada[3]. Al igual se dice que en esta etapa el embrión todavía no desarrolla su sistema nervioso, por lo que este embrión no siente y no es consciente del acto que se está realizando. Pero hasta la misma biología acepta que hay vida durante las primeras semanas del embarazo.
Por la misma razón queda que la vida  ha sido creada por Dios cuando el universo ha proporcionado las condiciones de su posibilidad. Dios dirige la evolución por medio de su providencia y que el hombre está excluido de ella porque tiene un alma espiritual que puede proceder solamente de una creación directa de Dios, no solamente para el primer hombre, sino para cada hombre en particular.
El hombre es unidad entre cuerpo y alma. El alma humana es subsistente. Es no sólo inmaterial como toda alma, es espiritual. No es un cuerpo, sino que no depende del cuerpo en cuanto a su existencia, in ese. Durante la concepción ya existe una persona, ya existe un ser espiritual. No se forma primero la materia y después llega el espíritu.
Así como el esperma se funda en el ovulo; al mismo tiempo hay una materia y una forma. Para una filosofía personalista desde la fecundación ya hay un cuerpo espiritualizado. El cuerpo necesita del alma y el alma necesita del cuerpo para existir en este mundo corporal. El alma es físicamente simple y es inmortal. Cada alma humana es inmediatamente creada por Dios. La cuestión de origen depende de la naturaleza y se encuentra regulada en ella.
El alma de un  Niño no puede proceder del alma de sus padres, porque es espiritual. Pero si puede compartir sus genes; en este caso es un rasgo accidental, y la individualidad del sujeto es substancial. No es posible abortar ni en una semana ni en 6 semanas. Por que ya hay un sujeto. Ya existe una persona. El principio de que un cuerpo tenga vida es que esa vida es el alma que anima, es creada por Dios, pues él es el único capaz de dar existencia a un espíritu.
¿En que momento es creada el alma? Admitimos, pues, que el alma es creada en el momento en que es infundida en un cuerpo. ¿Cuál es este momento? Puede ser tanto el instante de la concepción como el momento en que el niño es capaz de vivir.
La primera hipótesis tiene en su apoyo la simplicidad: el cuerpo del niño es organizado progresivamente por su alma presente en el desde el origen. El aborto aparece entonces como un homicidio puro y simple; por lo tanto, como un crimen, un asesinato. La segunda tiene en su apoyo ser más conforme con la definición del alma: acto primero de un cuerpo organizado que tiene la vida en potencia. De ella resulta, en efecto, que el alma supone cierta organización del cuerpo; solo puede ser infundida, pues cuando el cuerpo está bastante organizado para poder recibirla. En este caso el aborto no es siempre un asesinato; pero, como hace imposible el desarrollo natural de la vida, se le parece mucho.
Santo Tomás admite una sucesión de almas en el embrión: [4] primero un alma vegetativa, sustituida por un alma sensitiva y después esta es sustituida por un alma humana.
La Iglesia se niega a tomar partido dogmáticamente sobre este punto. Pero da una directriz practica que parece implicar una posición teórica. En efecto, el canon[5] 747 del Código de Derecho Canónico precisa que, en caso de aborto, el feto debe ser bautizado cualquiera que sea su edad, y bautizado no bajo condición, sino absolutamente. Esta regla implica que la Iglesia rechaza la opinión de Santo Tomás y admite la presencia de un alma humana desde el instante desde la concepción.
¿Qué es el hombre, qué ser es? El hombre es un ser vivo, compuesto de un alma y de un cuerpo, siendo el alma la forma del cuerpo. La unión del alma y el cuerpo es substancial; es por eso por lo que para muchos no es posible de entender, siempre se trata de explicar físicamente para comprobar; por lo tanto, se dice que no hay una persona. solo es materia.
El hombre no es, pues, ni un cuerpo, ni un espíritu, sino un ser compuesto de un alma y un cuerpo. Y cuando se dice que es un ser debe entenderse la expresión en su sentido estricto, un ser uno, una substancia. Y todo este ser compuesto inicia desde la concepción.
¿Qué es el aborto?
El aborto consiste en la interrupción del embarazo y se puede producir tanto de forma espontánea como inducida. Sea cual sea el caso, el aborto concluye con la expulsión del feto a través del canal vaginal.[6] Cuando las personas escuchan hablar del aborto; se piensa rápidamente que es la interrupción del embarazo, pero a su vez existen dos tipos de aborto, el primero es espontaneo y el otro inducido.
El espontaneo es aquel que no se da de forma intencionada, sino a causa de una serie de complicaciones en el feto o en la madre. El motivo es por alguna complicación durante el embarazo, como alguna enfermedad, algún medicamento o accidente. Generalmente ocurre durante las 12 primeras semanas de gestación y no precisa de ningún tipo de intervención quirúrgica, pero a partir de la semana 20 pasa a denominarse muerte fetal, y en estos casos siempre se requiere de cirugía para extraer el feto del útero. Es un caso extraordinario, pues sólo ocurre en menos del 1 por ciento de los embarazos. El problema es cuando hay una intención de abortar, este es el aborto inducido; en la que se realiza por propia voluntad de la mujer. Hay dos formas de interrumpir un embarazo:
1.    Se toma un medicamento para llevar a cabo el aborto. Sólo se puede hacer durante las nueve primeras semanas de embarazo.
2.    Se realiza una cirugía para extraer el feto.
Cual sea el método que se llegara utilizar, se está cometiendo un gravísimo error. El error es que se está matando a una persona; no importa la semana en la que se encuentre desarrollándose dentro del vientre de la madre; ya existe una persona en toda su corporeidad espiritual. Debemos de pensar que el aborto puede traer alguna complicación, en el momento de la extracción del feto puede algún instrumento rasgar la pared vaginal creando un sangrado.
Hablando estadísticamente existen centros abortistas tanto clandestinos como de permiso. La mayoría de las mujeres acuden a un centro clandestino sin pensar el riesgo que provocaría, esto ocurre cuando cualquier mujer ha entrado en crisis psicológica. Aquí el problema es que si se piensa en las consecuencias se puede acudir a un lugar en dónde realmente se cumple los requisitos y normas del lugar; vemos como hay fundaciones, elites privadas y parte del gobierno que apoyan la ley del aborto; esto es antipersonalista, anticristiano, antimoral, antiético, anti teológico, anti antropológico y muchas más que tengan a la persona por encima de todo ser. Como el feto según no es un sujeto, se puede hacer lo que sea. el valor del sujeto se ha perdido, es aquí cuando vale más un huevo de tortuga que el feto en cuanto persona.  
Aquí algunos datos próximos de la realidad. En América Latina y el Caribe, las tasas de aborto subregionales oscilan entre 33 en América Central, 48 en América del Sur y hasta 59 en el Caribe. La tasa regional global casi no ha cambiado desde 1990–1994.
Se estima que, en el período 2010–2014, ocurrieron unos 56 millones de abortos inducidos cada año a nivel mundial. Esta cifra representa un aumento con respecto a los 50 millones por año observados durante 1990–1994, debido principalmente al crecimiento poblacional.[7] Si así se estima en los años anteriores, que podríamos esperas de las próximas generaciones. A partir de la fecundación ya es necesario tratarlo con persona; la madre desde que se entera que está embarazada inicia con esa intención de amarlo con todo su ser.
                                                                      Visión Moral
El recorrido por la historia de la moralidad pone en relieve cómo el pensamiento moral que tuvo que enfrentarse con los problemas y los desafíos de cada época. Con la problemática del aborto ya se constituye un tópico en definir nuestros tiempos en términos de crisis. Las personas siempre han estado en crisis, o, mejor dicho. Han pasado por tiempos de crisis, pero ahora se habla de una crisis global que incluye estructuras, ideologías y cosmovisiones[8]. La industrialización ha cambiado las costumbres del ser humano, creando las grandes metrópolis y el éxodo masivo de masas; así como es normal ir ala tienda a comprar dulces, pronto será normal ir a un centro abortista.
En el campo de está moralidad le corresponderá revisar el aborto como un acto del hombre sin responsabilidad con el mal uso de la libertad; por lo tanto el sujeto ético no se hace capaz de formular bien las decisiones correspondientes como individuo; todo este mal manejo lo podemos implicar a una cultura subjetivista en la que ya no hay un uso de la racionalidad: promoviendo que el sujeto sea un sujeto sin conciencia; que no sea capaz de asumir el rumbo de la propia vida. La verdad orienta la libertad, la encamina hacia su plenitud y permite la convivencia humana.
Es por eso por lo que debemos de seguir recuperando entre las sociedades cristianas y no cristianas la necesidad de las normas; lo que verdaderamente valen las leyes, la opción fundamental es ir por un camino correcto en la plenitud de los buenos principios y no desde una subjetividad de los valores en dónde el aborto se vea como una opción buena.  Cuando hablamos de subjetividad en la cultura es la efectividad de la perdida del sentido del pecado; siendo algo normal entre las sociedades.
El ser humano en gestación comienza su peculiar trayectoria mediante la fecundación o fertilización; pasada la primera semana hasta el segundo mes se le conoce por embrión; siendo embrión ya hay un ser humano, desde el segundo mes, es un feto; sigue existiendo un ser; una persona. cuando existe un aborto provocado está considerado por la moral y por el derecho ya que interviene la libertad humana.
Lo más importante no es el hecho bruto en sí, sino las implicaciones sociales, culturales y políticas que conlleva. La discusión socio-política de su liberación o no, constituye un dato fundamental de la importancia sociológica del aborto.





[1] Aurora otero. Atlas de la sexualidad 1994. Pág. 26
[2] José Rubén. Filosofía del Hombre (antropología filosófica) Pág. 76
[3] Isabel Wiechers Fernández del Castillo . Bioética (Articulo, Bioética) 2019
[5] Roger Verneaux. Filosofía del Hombre. Pág. 222
[6] https://cuidateplus.marca.com/reproduccion/embarazo/diccionario/aborto.html
[7] https://www.guttmacher.org/es/fact-sheet/aborto-inducido-nivel-mundial
[8] P. Tony Mifsud. Moral fundamental, vol. I. Pág.42

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